Vivimos en una sociedad del conocimiento, es decir, una donde la transferencia de información modificó la forma en que se desarrollan muchas de las actividades del mundo moderno y en donde la propiedad intelectual cumple un rol fundamental. Esto, porque gracias a ella es posible transformar una idea o conocimiento en un activo, en un producto transferible e intercambiable. Es, en palabras sencillas, lo que permite definir la creación de algo, ya sea un diseño, un invento, una tecnología, etc.
Con la propiedad intelectual es posible reconocer a los autores o a las autoras de esas creaciones y por lo tanto, facilitar la colaboración identificando a quiénes y cómo participan.
En la actualidad contamos con varios tipos de mecanismos para proteger o definir la propiedad intelectual, entre ellos las patentes, los derechos de autor, los secretos industriales o modelos de utilidad, entre otros. Por supuesto que también encaramos varios desafíos. A nivel mundial el marco de la propiedad intelectual convive con el auge de las nuevas tecnologías y cómo éstas han cambiado las reglas del juego.